| -Loyalty An insurgent had been sentenced to death by hanging. The man had his mother living in a distant town and did not want to say goodbye to her for this reason. He made ​​the king\'s request to let him for a few days to visit his mother. The monarch only set a condition that a hostage take its place while remaining absent and, in the event not to return, to be executed by it. The rebel turned to his best friend and asked him to take his place. The king gave a deadline of seven days for the hostage was executed if at that time he did not return the convicted.
Days passed. On the sixth day the gallows stood and announced the execution of a hostage to the next morning. The king asked her mood to the jailers, and they responded:
- Oh, my lord! It\'s really quiet. Not for a moment have doubted his friend again.
The king smiled skeptically.
Night came on the sixth day. The tranquility and confidence hostage were staggering. At dawn, the king inquired about the hostage and the chief of the prison said:
Dined sumptuously-Ha, has sung and is extremely quiet. No doubt his friend again.
- Poor fellow! Cried the king.
It is time scheduled for execution. It had begun to dawn.
The hostage was led to the scaffold. He was relaxed and smiling.
The king was surprised to check the firmness of soul hostage. The executioner placed the rope around his neck, but he was smiling and serene. Just as the king was about to give the order for execution, he heard hoofbeats. The rebel had returned just in time. The king, excited, freedom granted to both men. The Fable-Tomás de Iriarte
-Lealtad (Mejores Amigos) Un insurrecto había sido condenado a morir en la horca. El hombre tenía a su madre viviendo en una lejana localidad y no quería dejar de despedirse de ella por este motivo. Hizo al rey la petición de que le permitiese partir unos días para visitar a su madre. El monarca sólo puso una condición, que un rehén ocupase su lugar mientras permanecía ausente y que, en el supuesto de que no regresase, fuera ejecutado por él. El insurrecto recurrió a su mejor amigo y le pidió que ocupase su puesto. El rey dio un plazo de siete días para que el rehén fuera ejecutado si en ese tiempo no regresaba el condenado. Pasaron los días. El sexto día se levantó el patíbulo y se anunció la ejecución del rehén para la mañana del día siguiente. El rey preguntó por su estado de ánimo a los carceleros, y éstos respondieron: --¡Oh, majestad! Está verdaderamente tranquilo. Ni por un momento ha dudado de que su amigo volverá. El rey sonrió con escepticismo. Llegó la noche del sexto día. La tranquilidad y la confianza del rehén resultaban asombrosas. De madrugada, el monarca indagó sobre el rehén y el jefe de la prisión dijo: --Ha cenado opíparamente, ha cantado y está extraordinariamente sereno. No duda de que su amigo volverá. —¡Pobre infeliz! -exclamó el monarca. Llegó la hora prevista para la ejecución. Había comenzado a amanecer. El rehén fue conducido hasta el patíbulo. Estaba relajado y sonriente. El monarca se extrañó al comprobar la firmeza anímica del rehén. El verdugo le colocó la cuerda al cuello, pero él seguía sonriente y sereno. Justo cuando el rey iba a dar la orden para la ejecución, se escucharon los cascos de un caballo. El insurrecto había regresado justo a tiempo. El rey, emocionado, concedió la libertad a ambos hombres.
"El Maestro dice: Deposita en tu capacidad de libertad interior la confianza del rehén y el camino te conducirá a la meta más alta"
Fabula de _Tomás de Iriarte |
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